martes, 2 de julio de 2013

Y ya han pasado 5 años del peor día de mi vida.

Buenos días abuelo:

¿Buenos días? No, no son buenos días. Mejor dicho son malos días, hoy hace 5 años que te fuiste, que te alejaste de nosotros, de las personas que te queríamos, que te seguimos queriendo muchísimo, y aunque pasen miles de años te vamos a seguir queriendo cada día más.

Han pasado 5 años, y parece que fue ayer cuando estaba en casa de mi otra abuela durmiendo, yo solo tenía 11 años,  y me desperté con el ruido de un secador y mi abuela apareció por allí y me dijo: Mónica, tengo una mala noticia, yo justo en ese momento ya sabía que tú ya no estabas entre nosotros, sabía que te habías ido, que habías muerto, la abracé y me puse a llorar, inmediatamente, llamé a mi padre para ver como estaba, y  nunca le había escuchado así, tan triste. Llegué a casa de mi abuela y no paraba de llorar, estábamos todos destrozados por dentro, se había ido una gran parte de nuestra vida, y sobretodo se había ido su otra mitad. Cuando te vimos en el ataúd casi me muero, que impresión me dio, aún no podía creerme todo lo que estaba pasando, pero yo no había dejado de llorar en ningún momento.

Después de 5 años,  no me he olvidado de ti, tengo una foto tuya en la pared de mi habitación y siempre que la miro me acuerdo de todos los buenos momentos que pasé a tu lado, me acuerdo cuando te ponías a cantar con esa voz, ¡qué bien cantabas abuelo!, cuando estábamos en Benidorm y comíamos con vosotros todos los Domingos, y siempre cogías un trozo de pan y te ponías a untar todas las comidas de la abuela, y en el café te quedabas dormido, nadie sabe como lo hacías, pero se ve que lo tenías estratégicamente calculado, te quedabas dormido con la cabeza apoyada en tu brazo derecho y abajo de ti la taza de café, la cabeza te iba venciendo para abajo y cuando te quedaba poco para caer en la taza, de repente, te levantabas hacia arriba sin abrir los ojos, y así repetidas veces, hasta que la abuela te despertaba porque se te enfriaba el café. También me acuerdo cuando estaba yo durmiendo en el salón en la cama de pájaros y te oía roncar en tu habitación. Cuando nos llevabais a Patri y a mi a las barracas y podíamos pasarnos una tarde entera en ellas, y el dineral que os gastábais en nosotras, eh.

Bueno abuelo, creo que ya es hora de decirte en esta carta que sé que jamás leerás que muchísimas gracias por esos momentos tan perfectos que me hiciste pasar a tu lado, y que ni yo, ni niguno de nosotros te vamos a olvidar NUNCA, porque eras eres y serás una persona MUY GRANDE PARA TODOS NOSOTROS. 

TE QUIERO ABUELO, TE QUIERO MUCHÍSIMO Y VAS A ESTAR SIEMPRE EN MI CORAZÓN. 
Abuelo, te queremos muchísimo. Jamás te olvidaremos.






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