¿No tenéis la sensación de que se detiene el tiempo por la noche? Y que
todo pasa demasiado lento. Y que las ganas de aumentan. Escapar a
cualquier sitio, no importa dónde, pero no quieres terminar en la misma
cama de siempre, con la misma sensación de que, tu vida, no tiene más
sentido que despertarte al día siguiente y caminar hasta que vuelva a
caer la noche y vuelvas a hacerte las mismas preguntas. Siempre las
mismas preguntas, como si fuese un bucle o un laberinto en el que,
empiezas a pensar, encontrarás la salida demasiado tarde. No sé. Las
paredes arañan a estas horas. Los silencios te gritan al oído. La
soledad te abraza demasiado fuerte, hasta que te duele todo el cuerpo. Y
las canciones que escuchas sólo lamen la herida durante algunos
minutos, pero luego escuece hasta que te quedas dormido, y tienes sueños
extraños sobre un día de otoño en el que no deja de llover mientras tú
bailas por las calles y sonríes. Y entonces despiertas. Te cuesta un
rato abrir los ojos, saborear la realidad, aún huele al tabaco de la
noche anterior.
https://www.youtube.com/watch?v=0iz6ei4mYjI
viernes, 25 de octubre de 2013
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay
silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito
así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido,
con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las
noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con
nosotros.
Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar, porque si vamos a morir, queremos morir por alguien que sepa llorarnos.
Y sobre el desamor (o cuando sientes cosas bonitas por alguien que ya está sintiendo cosas bonitas por otro) pensaba que, a veces, es inevitable. Y que, ojalá, pudiésemos elegir de quién enamorarnos, y hacerlo de aquella persona que supiese querernos. Pero las cosas, por desgracia, no son así. Y muchas veces (más de las que me gustaría) terminamos padeciendo insomnio por alguien que, además, e irónicamente, nos hace soñar.
Y luego terminó hablando sobre la capacidad de olvidarnos de las personas, y sobre la naturaleza de los recuerdos, diciendo que la mejor forma de olvidar a alguien que nos duele recordar es llegando a la conclusión de que no merecemos eso, de que merecemos algo más. De que merecemos sangrar por alguien que, luego, venga a curarnos. De que la vida no es tan larga, ni dura tanto, como para estar perdiendo el tiempo esperando trenes que ya han pasado. De que hay que sonreírle a los amaneceres, independientemente de que llueva e independientemente de que compartamos cama con la soledad. Que las cosas llegan cuando menos las esperas, y que si siempre las estás esperando, sólo tardan en llegar un poquito más. Pero llegan, tarde o temprano.
Y entonces dijo: "Sigo queriendo a toda la gente a la que he querido en mi vida, pero sólo amo con esa urgencia en la mirada a la esperanza de que, un día, y qué más da cuándo, amaré a alguien y será para siempre".
Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar, porque si vamos a morir, queremos morir por alguien que sepa llorarnos.
Y sobre el desamor (o cuando sientes cosas bonitas por alguien que ya está sintiendo cosas bonitas por otro) pensaba que, a veces, es inevitable. Y que, ojalá, pudiésemos elegir de quién enamorarnos, y hacerlo de aquella persona que supiese querernos. Pero las cosas, por desgracia, no son así. Y muchas veces (más de las que me gustaría) terminamos padeciendo insomnio por alguien que, además, e irónicamente, nos hace soñar.
Y luego terminó hablando sobre la capacidad de olvidarnos de las personas, y sobre la naturaleza de los recuerdos, diciendo que la mejor forma de olvidar a alguien que nos duele recordar es llegando a la conclusión de que no merecemos eso, de que merecemos algo más. De que merecemos sangrar por alguien que, luego, venga a curarnos. De que la vida no es tan larga, ni dura tanto, como para estar perdiendo el tiempo esperando trenes que ya han pasado. De que hay que sonreírle a los amaneceres, independientemente de que llueva e independientemente de que compartamos cama con la soledad. Que las cosas llegan cuando menos las esperas, y que si siempre las estás esperando, sólo tardan en llegar un poquito más. Pero llegan, tarde o temprano.
Y entonces dijo: "Sigo queriendo a toda la gente a la que he querido en mi vida, pero sólo amo con esa urgencia en la mirada a la esperanza de que, un día, y qué más da cuándo, amaré a alguien y será para siempre".
Un día te das cuenta, el tiempo ha pasado y sigues en el mismo lugar de
siempre. Y todo lo que eso conlleva. Sigues teniéndole miedo a las
despedidas y sigues sin saber si existen finales felices. Sigues
esperando y desesperándote, y aprendiendo a rimar insomnio con nicotina.
Las noches se convierten en jaulas y los días te matan sin pedir
permiso. Un día te das cuenta de que estás tan vacío por dentro que,
sólo de pensarlo, te entra vértigo, y es que no has conseguido nada ni a
nadie que consiga hacerte sonreír como si el mundo no doliese.
Escribes. Cierras los ojos. Fumas. Duermes pocas horas. Detienes
alarmas. Y te preguntas por qué y hasta cuándo. Por qué y hasta cuándo
de todo: de tu vida. O de la muerte. Pero empiezas a pensar que quizá
sean lo mismo. La gente te mira, sonríes, y qué sabrán ellos de lo de
adentro. Qué sabrán de tus ganas de vomitar todas esas esperanzas que
han caducado y que ahora sólo te dan dolor de cabeza. Y cómo sabrán que
ese brillo de tu mirada no son ilusiones, sino lágrimas que nunca
aprendiste a derramar. Gritos envasados al vacío. A tu vacío. Y te pones
una canción triste y subes el volumen. Quizá, piensas, mañana todo irá
mejor. Pero no. Mañana seguiremos aquí, en el mismo lugar de siempre, y
seremos las mismas coordenadas de un mapa en el que no sabemos
encontrarnos. Y así es un poquito la vida, como un concurso de a ver
quién muere mejor. O más rápido. O algo parecido. No lo sé, tengo esa
sensación, de que nos estamos acostumbrando demasiado a ser precipicios.
A precipitarnos. A sonreír cuando nos disparan y a decir que no nos ha
dolido. A maquillarnos, a disfrazarnos y a quedarnos muy quietos cuando
queremos escapar. A que se nos queden los "te quiero" en la punta de la
lengua y terminen, un día, o una noche, desangrándonos por dentro. Y así
no vamos a ninguna parte. Que yo sólo quería deciros que lo más cerca
que he estado de vivir fue aquella vez en la que, dándole las primeras
caladas a mi primer cigarro, me atraganté con el humo. Y es triste que
pueda llamarle vida a eso y no a todo lo demás. Y ya está. Ojalá venga
alguien y nos lleve a ver mundo, o a ver camas, o a ver qué hacemos con
toda esa felicidad que nos debe la esperanza. Cerrad los ojos, chicos.
Yo no creo en los deseos, pero a veces sería bonito hacerlo.
miércoles, 23 de octubre de 2013
La Celestina.
Al primer abrazo quedé cautivada, rogué entonces a quien me rogaba, me hice sierva de quien era señora, dejé el mando y fui mandada.
domingo, 20 de octubre de 2013
Yo como siempre estoy en un segundo plato para todo y para todos y sinceramente me empiezo a cansar, todos os pensáis que estoy bien, me veis reír pero no sabéis como estoy por dentro, como poco a poco todo empieza a hacerme daño aunque sea la mínima tontería. ¿Por qué tengo que ser yo la que tenga que aguantar tantas mentiras? El día que estalle va a arder Troya, tengo tanta mierda acumulada que el día menos pensado explotaré y con todo lo que llevo dentro puedo estar diciéndoos cosas hasta la semana que viene. Empiezo a cansarme de estar a tu lado siempre y que nunca estés a mi lado cuando te necesito, y yo puedo ser tonta y buena, pero llegará el momento dónde la gota colme el vaso y todo el agua se salga fuera y llegará el día en el que tú me necesites y yo ya no estaré ahí para ti, porque se me están quitando las ganas de luchar por esto que teníamos, por luchar por esa amistad que en tan poco tiempo tantas sonrisas me ha sacado, porque si tu no luchas y sólo lo hago yo, es una tontería. Aquí o los dos o ninguno. Y espero que no llegue el día en el que piense que...
No hay nada que salvar, no queda nada porqué luchar.
Por que entonces, será el fin de todo.
Este cuento se terminará y no habrá perdices en nuestro final.
viernes, 18 de octubre de 2013
Todo se va a la mierda y ninguno hace nada para evitarlo.
Esa asquerosa situación en la que te das cuenta de que todo se está yendo a la mierda y ninguno de los dos hace nada para evitarlo, y encima tú haces como si nada estuviese pasando, es verdad eso de que dos no se distancian si uno no quiere pero yo no puedo hacerlo todo, es como si uno estirara más de la cuerda que el otro, la cuerda acabaría rompiéndose, o los dos tiramos con la misma fuerza y la cuerda se tensa o los dos dejamos de tirar y la cuerda se destensa hasta caer por completo.
Si veo que ya nada funciona y la tú no estás poniendo nada de tu parte por arreglar la situación al final me entran ganas de no mover ni un solo dedo por ti, si es verdad que te he importado tanto como dices vendrás a mi, cuando me eches de menos vendrás a mi, cuando me necesites vendrás a mi, pero yo ya me he cansado de darlo todo por todos y que nadie de nada por mi.
Si veo que ya nada funciona y la tú no estás poniendo nada de tu parte por arreglar la situación al final me entran ganas de no mover ni un solo dedo por ti, si es verdad que te he importado tanto como dices vendrás a mi, cuando me eches de menos vendrás a mi, cuando me necesites vendrás a mi, pero yo ya me he cansado de darlo todo por todos y que nadie de nada por mi.
miércoles, 16 de octubre de 2013
Pienso en
lo feliz que me hacía, en quien me va dar mi primer besos de año nuevo
¿Quién me va a sacar de casa cada fin de de semana con una sonrisa, y
hacer cada fin de de semana especial? ¿quién me va hacer un
verano inolvidable?¿quién me va a llevar a la playa y andar por la
orilla cogidos de la mano susurrándome al oído lo mucho que me quiere?
¿quién me va hacer sus tonterías de niños pequeños? ¿quién me va a dar
los buenos días princesa, y las buenas noches mi amor todos los putos
días? ¿quién me va a dejar la chaqueta, y darme esos abrazos que siempre
me daba? ¿quién me va hacer llorar de la risa, y hacerme la chica más
feliz? ¿quién me va a decir lo
guapa que voy todos los días? ¿quién me va a decir lo muchos que me
quiere? ¿quién me va a picar con las cosas que me
hacia que me dan rabia? ¿quién me va a susurrar esta vez al oído lo mucho que me
quiere? ¿quien me va a agarrar de la mano mientras caminamos?
domingo, 6 de octubre de 2013
23 - Septiembre - 2013 (14:50). ❤
Y de repente, llega alguien a tu vida, que te hace pensar que las cosas pueden cambiar en menos de 24 horas a mejor, que vas a poder ser feliz, que esta vez si que va a funcionar, que vas a despertarte todos los días con su 'Buenos días dormilona' y que todas las noches te dirá: 'Buenas noches enana, ya estoy deseando que llegue mañana para poder seguir hablando contigo.' , que te haga ilusionarte muy rápido porque tú esa ilusión no puedes controlarla, crece sola, que a cualquiera le encanta ir al instituto si le tienes en la puerta esperándote para darte los buenos días y besarte, o al salir, cruzas la puerta giras la cabeza y allí está, con su pose, esperándote para llevarte a casa, ir de la mano por la calle sin importar lo que podría decir la gente, besarle la sonrisa, y muchos te quiero susurrados al oido.
Y de repente, todo vuelve a ser como era una semana antes, vuelves a pensar que las cosas sí pueden cambiar en menos de 24 horas, pero esta vez, a peor, todas las ilusiones se han hecho pedazos, todo lo que habías imaginado se ha quedado en eso, en imaginaciones.
Y prometes que todo volverá a ser igual, pero entonces... te das cuenta de que nunca nada volverá a ser como antes.
Y de repente, todo vuelve a ser como era una semana antes, vuelves a pensar que las cosas sí pueden cambiar en menos de 24 horas, pero esta vez, a peor, todas las ilusiones se han hecho pedazos, todo lo que habías imaginado se ha quedado en eso, en imaginaciones.
Y prometes que todo volverá a ser igual, pero entonces... te das cuenta de que nunca nada volverá a ser como antes.
sábado, 5 de octubre de 2013
Para mi estar enamorada es querer a un chico sin saber el porqué,
quedarme mirándole sin estar consciente de ello, que cada vez que le veo
sonreír que se me dibuja una sonrisa en la boca, pensar en él a todas
horas, pensar en como sería mi vida si él estuviese conmigo, no poder
olvidarme de él, observarle y no cansarme, que aunque haga cosas que no
me gustan seguir queriéndole. Estar enamorada de alguien, no es algo que
se elige, pasa porque sí, porque sin que te des cuenta, un día te das
cuenta de que existe y a partir de ese momento tu vida cambia, todo gira
alrededor de él, soy consciente de que nunca podrá existir nada entre
nosotros y aún así estoy loca perdida por ese chico, que ha sido el
único hasta el momento que ha conseguido que se me agite algo en el
estómago, que cada vez que le veo mi corazón late con más fuerza. En el
amor no puedes elegir ni la persona ni el momento.
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