domingo, 23 de noviembre de 2014

El sexo de la risa - Tú eres mi num3ro favorit0.


Dura de cabeza y corazón. Siempre me has definido así, como una chica extraña y lo que a mi me extraña de verdad, es que sigas conservando mis cartas entre tus cromos favoritos.

Que después de que te abandonase en la carretera, no sufras ataques de pánico en las gasolineras, en las curvas, ni en mis llamadas por teléfono.
Me resulta ridículo escribirte una carta, porque tienes garabatos míos hasta en tu diario, marcas de mis golpes en el recuerdo, amor de mis manos deslizándose en tu cara, todos mis susurros detrás de tus oídos...

Pero a veces tengo miedo. Yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido, tengo miedo.
De no poder decirte suficiente cuando te miro, de no saber expresarme cuando te toco, de que no entiendas mi lengua cuando te recorre, de que te asuste más de lo que me asusta a mi sentir ...

Miedo de que aún tengas dudas de que fuiste tú el que me dijo que el amor eran dos calcetines de distinto número, una película que empieza por el final, una cama sucia y siempre sin hacer, manos entrelazadas, cuchillos volando.
Te lo soplo aquí en este código que yo manejo y tu comprendes, que los kilómetros que nos separan siempre equivaldrán a nuestras ganas de dejarnos sin aire, que aquí mientras la gente vuelve de trabajar alguien no olvida las puntas de tus dedos, que la nostalgia es una perra y me tiene dicho que no compita con ella.

Supongo que el calendario cada vez tiene más nombres y menos hojas. Que todo el que salta en mi cama acaba diciéndome que te echo de menos, que las alfombras de mi cuarto ya no sirven para volar, que el día que nos conocimos cada vez acumula más polvo y yo sólo vuelvo al principio para insinuarte que ...

Sigo teniendo miedo. De que algún día te canses de llevarme en brazos a casa cuando bebo más de la cuenta, de besarme las comisuras, de esperar tras el cristal...

Miedo a que tus drogas estiren de mis palabras, miedo a que mis palabras tiren de tu corazón, miedo a que tu corazón se me olvide en cualquier bar, miedo a que en cualquier bar se te olvide quien soy yo...

Abre (la ventana), soy yo

Venga, salta aunque lleve yo las botas.

Atrévete a quitarte el abigo; quiero verte muerto de frío en meio de la ciudad, quiero que la gente pasee indiferente a tu alrededor; que no te regalen ni una sola mirada de aprobación.

Quiero que vengas corriendo por muchos pasos por delante que vaya... Quiero volver a jugar a que me alcanzas, saber que el premio de consolación valdrá más que el primer puesto.

Así que vamos... Estoy dando pasos hacia atrás mientras canto canciones de hace más de veinte años en mi cabeza; sí, casi se podría decir que estoy bailando... ¿No lo ves? Te estoy provocando.

Venga, quiero verte llegar. Quiero que me agarres por la espalda y me lo digas al oido.

Dime cuánto juegan tus ganas y tus principios a encerrarme en un ático sin muebles. Dime cómo se rigan tus sentimientos su última partida a mis manos. Relátame sin prisa dónde te quedaste colgado de mis miradas, dónde me elegiste omo protagonista de tus sueños; víctima de tus películas, esclava de tus promesas de año nuevo...

Supérame. Déjame en ridículo. Baila conmigo. Písame los pies.

Tírame al suelo y ponte justo encima... Grítalo entonces; "Estoy enamorado de ti y tus pasos hacia atrás son mis ganas de seguir adelante."

El sexo de la risa.

¿Quién era yo además de la única persona capaz de entender sus miradas?
[...]
¿Quién era yo además de su único defecto?
[...]
Tanta palabrería sólo para reconocer que me desconozco desde que te conozco; que tengo el pulso bajo el ombligo cuando me tocas, que mi piel roza tu piel porque me pone los pelos de punta tu mísera presencia. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

El sexo de la risa.

'Que te hagan reír diez segundos antes de romper a llorar también es un orgasmo."
Hay mujeres que caminan descalzas
y a la intemperie en los sueños de amor
y pornografía de todos aquellos
que aun duermen como niños. 
Que dormimos. 
Chicas que se acercan como el suspiro
que precede al deseo de imaginar un futuro. 
Mejor. 
Que nos pintarrajan con caricias de piel, 
y lengua bajo el frío, nos tapan con una manta, 
y reconcilian con su risa nuestras tristezas
mientras se quitan los tacones
y la vergüenza 
para no hacer ruido. 
Para no despertardnos.

Ellas, que nunca duermen. 

Cuando los demás las soñamos. 
                                                Escándar Algeet.

El sexo de la risa.

No se trata para nada de no morir, sino de resucitar. La muerte es ese enemigo malo al que hay que conocer de cerca si quieres vencerlo. Y el amor tiene mucho que ver con todo esto. Porque el amor siempre tiene que ver con casi todo.

El amor es la hostia.

Dilo.

Aunque lo disfracemos de juego, el amor e eso por lo que todos luchamos y casi ninguno reconocemos.