domingo, 12 de enero de 2014

No tienes ni idea de las horas que he malgastado pensando en qué hice mal, pero me he dado cuenta de que la culpa no es mía, la culpa es tuya. Tenía miedo, ¿sabes? Miedo a que me hicieras daño, porque todo el mundo decía que eras un capullo y yo repetía una y otra vez que no, y por creerte acabé pegándome la hostia de mi vida.

sábado, 11 de enero de 2014

Yo soy de Torres.

Yo soy de Torres desde hace 4 años seguidos. Todo empezó cuando él estaba en el Atleti, ahí yo ya le seguía, tenía un poster suyo en la habitación y me acuerdo que cuando jugábamos a fútbol en Benidorm me llamaban Torres. Luego se fue al Liverpool y no pude verle más porque no tenía medios para hacerlo, entonces en el mundial de 2010 en la clasificación, cuando pasamos a cuartos de final, yo empecé a verle y el sentimiento que tenía cuando era pequeña como que resurgía y pensaréis: 'pero esta niña tonta con 8 años como va a sentir', bueno, pues me empezó a picar la curiosidad otra vez, volvía ese sentimiento, empecé a seguirle de nuevo en 2010 y ya estamos en 2014 y no me he perdido nada de él.

No soy de Torres por ser un jugador de fútbol ni una estrella mundial, ni por como deja atrás a los defensas, ni por sus goles, si no porque me ha llegado más que otros delanteros, me ha enseñado cosas que no me ha enseñado otro futbolista. Muchas veces me ha dado fuerzas para seguir cuando tenía un problema yo decía Torres tiene mil problemas, Torres ha sido suplente en casi todos los partidos, Torres ha dejado de marcar temporalmente pero si él ha podido volver a ser el que era ¿por qué no puedo serlo yo? si él puede sonreír aunque esté mal ¿por qué no puedo hacerlo yo? y me ha enseñado a que después de las nubes sale el sol, y que todo esfuerzo tiene su recompensa y que hay que perseguir nuestros sueños y eso es algo que sólo me ha enseñado él.

Al principio me daba mucha rabia cuando le criticaban y decían que no merecía ir al Mundial, a la Eurocopa, a la Copa Confederaciones, y él poco a poco ha ido demostrando que sí que merece estar en cada convocatoria de la Selección Española, aun que bueno, él ya no tiene nada que demostrar él es un grande y está en la historia del fútbol y en la historia de España y menos aún demostrar algo a la gente que le crítica, Torres cojo ciego y sordo es mejor que Soldado y que Negredo juntos, y es así y hay gente que no lo quiere ver. Las críticas me molestaban pero me he dado cuenta de que si a él no le importan a mi tampoco me tienen que importar, y si él no hace caso a las críticas ¿por qué lo tengo que hacer yo? Y entonces cuando se meten con él, me da igual, porque yo veo todos sus partidos y yo sé que Torres es bueno, para mi el mejor futbolista que he visto y me da igual lo que la gente opine.

Fernando Torres es un superclase al igual que lo es Iniesta o Xavi Hernández. Fernando Torres para mi es lo más grande que tengo en la vida.
El Torrismo es algo que se siente y por eso es difícil explicarlo con palabras, si no lo sientes no puedes saber que es ser Torrista. Y YO ME SIENTO AFORTUNADA DE PODER SENTIRLO.



Nosotros, los hombres, criaturas chulescas, fanfarronas, irremediablemente torpes e imbéciles en la mayoría de aspectos. Nosotros, que nos regodeamos con los amigotes en el bar y damos el golpe en la barra al presumir de ideales o, al menos, al intentarlo. Nosotros, amigos míos, no somos más que un atajo de necios simplones.

Cuántas veces no ha inflado un hombre el pecho, ha alzado la voz, fruncido el ceño, con el único fin de mostrar su creída virilidad y sentirse el macho alfa al decir eso de: “Yo paso de las tías, a mí no me ata nadie”. Señor mío, acaba usted de pecar. Y que no se me enfade ni monte en cólera nadie, todos hemos dicho esas palabras o conocemos a alguien que las ha pronunciado.
Es entonces y por regla general, ante este soberbio y supuesto poderío masculino, cuando a los hombres nos llega el destino -o como quiera llamarlo usted- y nos arrea un bofetón a mano abierta en toda la cara. Es entonces cuando la vemos a ella.

Puede que la conocieses ya, y únicamente estuvieras haciendo gala de una gran hipocresía y estupidez al negarlo y mofarte de ello con los amigos. O simplemente no la hubieses visto en tu vida, y es ahora mi querido idiota, cuando le han arreado no uno, sino un par de bofetones.

Sea como fuere, bien conocida nos es  esa sensación en la que te abstraes de todo cuanto has hecho, hablado y pensado. Donde se te hiela la sangre al verla y te hierve al hablar con ella, o al ver que hace caso omiso a tu miserable existencia. Da igual que sea alta, baja, delgada, gorda, siesa, simpática y más o menos guapa. Hace que se te ponga esa cara de bobalicón empedernido y que te tiemblen las piernas como a un chiquillo asustado, lo cual, tanto has criticado con anterioridad.

Nosotros, los hombres, creemos que lo sabemos todo, que poseemos un control total, que podemos ir por el mundo haciendo caso omiso a todo cuanto nos rodea, creyéndonos los dueños. Nada más lejos de la realidad. Esa actitud es la que nos delata, la que muestra nuestra inseguridad y falta de conocimiento ante un tema tan corriente, que no fácil, como son las mujeres, como es ella. Sin embargo, continuaremos con esa misma actitud porque irremediablemente ha sido, es y será la naturaleza del hombre.

Pero permítanme decirles algo, antes de que me destripen y me tachen de  sentimentalista, fulano y aterciopelado mariposón. Por mucho que nos duela, nos moleste y no estemos dispuestos a reconocerlo, son ellas las que nos vuelven completamente locos y las que llevan los pantalones. Por ellas, el hombre más altivo y fanfarrón se bajaría las bragas porque, y perdonen la expresión, usted, amigo mío, tiene el mango, pero son ellas las que controlan, dominan y hacen lo que quieren con la sartén.
mujer de espalda


“No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos”  
O. Bernhardt
Felipe Gómez Rivas.