¿Quién era yo además de la única persona capaz de entender sus miradas?
[...]
¿Quién era yo además de su único defecto?
[...]
Tanta palabrería sólo para reconocer que me desconozco desde que te conozco; que tengo el pulso bajo el ombligo cuando me tocas, que mi piel roza tu piel porque me pone los pelos de punta tu mísera presencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario