viernes, 7 de diciembre de 2012
¿Alguna vez te has sentido tan simple e insignificante que hasta una
pequeña mariposa puede ser mejor que tú? ¿Alguna vez has estado tan al
borde del acantilado de la decepción como para sentir vértigo? ¿Alguna
vez, en algún momento, por el simple hecho de haber querido ser feliz y
no poder te has derrumbado aún más y ese acantilado antes dicho se ha
convertido en un pozo sin fondo del cual caes y caes? ¿Alguna vez has
sentido un sentimiento de culpabilidad tan grande que lo único que te
apetece es volver el tiempo atrás y arreglarlo? Yo sí, todo. Seguramente
penséis que vaya vida he pasado, que todo son problemas, malos ratos...
Pero supongo que todo el mundo tiene días malos ¿no? No puedo pretender
estar bien siempre, porque no lo voy a conseguir. En ocasiones, supongo
que como todo el mundo, he intentado sacar sonrisas, y sí, lo e
conseguido, pero te voy a decir como son: totalmente falsas. Y es que
hay días que no consigo estar bien, recuerdo cosas, momentos vividos y
no puedo evitar estar mal aunque sea un minuto. Pero se que esto no es
así. Se que la vida no está para recordar días malos, ni para sufrir.
Porque se que solamente tengo una vida. Ni dos, ni tres, ni cuatro, solo
una. Y tengo que vivirla al máximo. Cuando me doy cuenta de la
estupidez de sonrisa falsa que saco, recapitulo inmediatamente, o al
menos lo intento, por que lo último que quiero es que las personas que
más me importan se preocupen por chorradas que ni siquiera se merecen un
6º puesto en mis preocupaciones. Y ahora, dicho esto, os preguntareis
¿entonces si tiene esa visión de la vida, por qué empieza tan
negativamente? Ya lo e dicho, todo el mundo tiene días malos, aunque no
los quiera reconocer, pero es que yo siempre lo e dicho: la vida ante
todo y después el ser feliz. ¿Las preocupaciones? Mejor dejarlas a un
lado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario