martes, 10 de febrero de 2015

Sergio Carrión

Sólo quiero que aquel a quien quieras, sepa quererte como debiera hacerlo. Que el que te quiera sepa que te está robando del futuro de otros, del mío, si lo pienso me resulta triste. Pero ante todo quiero que seas feliz, qué voy a decirte, aunque no sea yo quien domine tu sonrisa, quién sepa cuándo o cómo formarla en tu boca. No es tan importante como que sonrías, y sea por él, y a mí tu felicidad no me eche de menos. Es duro dejar ir a alguien cuando durante mucho tiempo te hiciste para recibirla, como si tus brazos y todo tu cuerpo, se hubiesen ido haciendo a la forma de su tacto. Como una playa a su mar, como un otoño al viento, o un cielo para el que desea escapar. Eso es lo importante, que no vuelvas a llorar, que al hablarte de la soledad no puedas recordarla, que si tienes frío vaya alguien y te lo quite antes de que se te meta en el cuerpo, y llegue hasta el corazón y se quede allí. También quiero que cuando quieras, recuerdes que estás dejando de querer a otros así, a mí, si lo pienso me resulta triste.

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