sábado, 24 de diciembre de 2011

Nunca me habian llamado ni princesa ni reina de la manera que tu hacías. De esa manera en que siempre me lo acababa creyendo. En la que imaginaba un mundo nuestro, con tacones de cristal y hadas madrinas. Con espadas y dragones. Con primeros besos que nunca se acababan. Tú eras esa rana que se convirtio en un príncipe azul con muy buen gusto en la ropa. Nada viscoso y con muy buen olor a Axe y Playboy.Reinabas en todo el mundo pero sobretodo en mi corazón. En mi cabeza. En mi alma. Pero derepente todo desapareció y surgieron miles de cuentos con finales felices. Pero para que quiero finales felices si no son a tu lado.

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