sábado, 17 de septiembre de 2011

Fernando Torres, mucho más que un delantero

En el tradicional debate –Arma el Once de Del Bosque- previo a cualquier partido de la selección española, colocábamos a Fernando Torres en el equipo titular porque pensábamos que era, Liechtenstein, el choque más indicado para que El Niño recuperara la sensación maravillosa del gol, el juego y la victoria. Parecía, sin duda alguna, el partido-agradecimiento-símbolo para que el jugador que nos dio el título continental volviera a sentirse parte activa de este proceso triunfal. Sin embargo, Vicente Del Bosque, hombre amable y justo como pocos, pero no exento del error, decidió borrar al nueve del Chelsea, hombre récord en la historia económica de los traspasos españoles. Su momento no es el mejor pero también es cierto que se está recuperando y André Villas-Boas ha decidido que The Kid sea su delantero titular, por delante de Didier Drogba –ahora lesionado- y Nicolas Anelka. Fernando Torres es mucho más que un delantero imparable, inmenso artífice de espacios y el mejor socio para David Villa en la selección. Además de todo ello, el ex jugador del Atlético de Madrid nos llevó al Cielo con aquel gol a los alemanes que nos quitó de encima la fama de eternos perdedores. Con esto no queremos decir que por portación de simbología deba ser titular indiscutido, pero sí merece que el cuerpo técnico lo ayude alimentar su autoestima y a no ser el foco del debate. Dirán que el partido contra Liechtenstein no tenía valor, pero el doblete de Álvaro Negredo bien podría haber sido de Torres y mientras uno se coloca por delante en la carrera hacia la Euro 2012, el otro corre el riesgo, innecesario e inmerecido, de ser permanentemente cuestionado. El Niño no jugó en el Real Madrid ni en el Barcelona y sabemos que para los medios de toda la vida, la selección española nunca fue la prioridad número 1. Por tanto, Torres no tiene defensores en la prensa y su heroico esfuerzo para llegar al Mundial 2010 y romperse en la última jugada de la gran final, apenas ha sido tenido valorado como lo que fue, digno de una Epopeya. El Principito Heredero está marcado por la varita de las agonías, del tipo al que todo le cuesta el doble y, por si fuera poco, cuando lo consigue, apenas es reconocido porque, repetimos, nunca se enfundó la camiseta de los gigantes españoles. Y encima repite que en España, sólo jugaría en el Atleti -¡vaya condena para los que alquilan humo!-. A pesar de ello, y si queremos repetir honores en el futuro cercano, Fernando Torres es imprescindible no para golear a San Marino, Islas Feroe o demás comparsas continentales, sino para matarse con centrales alemanes, ingleses, argentinos, italianos y brasileños, generar espacios y que Villa, como siempre, los aproveche para golear –revisar la alineaciones de España en el Mundial y los cinco tantos del Guaje-. Fernando Torres, lo sabe Del Bosque y lo sabemos todos, es un delantero de clase mundial y si no lo recuperamos no sólo perderemos un crack incontestable sino también al autor del gol que nos hizo grandes, que nos hizo España cuando éramos La Furia, cuando éramos nada.

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